Estuve por Paraguana, una tierra llena de historia y leyendas, llena de valor y dignidad. Me enorgullece que mi sangre viene de esa gente llena de sensibilidad social, y una madures política la cual no he degustado en otro lugar, la trayectoria histórica define a su pueblo. No podía pasar por alto visitar a nuestro maestro Alí Primera, un profeta: sus palabras hoy se cumple y se están cumpliendo, su voz hoy está más viva que nunca, y para nosotros son enseñanzas aun.
Al lado de su tumba, entre tantas cosas pensaba en las diferencias que separan a los pobres de los ricos, y comencé no pensando tan solo en lo material, para mi entre la pobreza y la riqueza esta la matriz espiritual, moral e intelectual. Entonces me di cuenta que hay pobreza material y pobreza inmaterial, esta es inversa a la riqueza material y la riqueza inmaterial.
El pueblo de Venezuela con una historia llena de saqueo, opresión y esclavitud – no tan solo en lo laboral sino en lo mental- hoy ha descubierto la verdadera riqueza, unos más que otros, pero unos trabajan día a día por sembrar conciencia y despertar las mentes de los pueblos, vaya que adelantados están los paraguaneros en este tema: la lucha y el trabajo nos ha revelado una manera distinta de vivir la vida; la diferencia entre el rico y el pobre (pobre materialmente), es que el pobre vive en la esperanza de alcanzar la gloria, y trabaja por consumarla; de los cuales Dios levanta uno de ellos para mostrar el camino que nos llevara a la verdadera gloria: no el dinero, no el poder, sino la felicidad, la paz y la justicia, la moral y la ética. La esperanza es la pequeña semilla que al caer en buena tierra se hace árbol y este a la selva.
El pueblo de Venezuela con una historia llena de saqueo, opresión y esclavitud – no tan solo en lo laboral sino en lo mental- hoy ha descubierto la verdadera riqueza, unos más que otros, pero unos trabajan día a día por sembrar conciencia y despertar las mentes de los pueblos, vaya que adelantados están los paraguaneros en este tema: la lucha y el trabajo nos ha revelado una manera distinta de vivir la vida; la diferencia entre el rico y el pobre (pobre materialmente), es que el pobre vive en la esperanza de alcanzar la gloria, y trabaja por consumarla; de los cuales Dios levanta uno de ellos para mostrar el camino que nos llevara a la verdadera gloria: no el dinero, no el poder, sino la felicidad, la paz y la justicia, la moral y la ética. La esperanza es la pequeña semilla que al caer en buena tierra se hace árbol y este a la selva.
Ya el rico y su esperanza, su riqueza (material) es su esperanza, su egoísmo su esperanza, su nada es su esperanza. Seamos ricos en el espíritu, en la moral y en el intelecto, lo demás vendrá por añadidura, esto es buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y la riqueza material vendrá por consecuencia y añadidura de nuestro poderío moral espiritual e intelectual, ya bolívar se enfrentaba a este dilema: "encausar el mundo hispanoamericano por el camino de la materia o del espíritu, hacer las naciones fuertes o cultas". Aguirre Lievano, Bolivarismo y Monroísmo (1983).
Hoy comprendemos a diferencia del tiempo de Bolívar, que nuestro Sur es lo espiritual, lo cultural, el pensamiento del ciudadano, su moral y su correcta acción, sumados todos se construirá la patria buena, una nación potencia, pero antes que en lo económico y político, es en lo cultural, espiritual y moral. Jamás se nos olvide.
Por: Arévalo García Vielma
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